3.4.08

"Haztelo tu mismo" según Nike, por Stephen Duncombe

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"Haztelo tu mismo" Según Nike
Fanzines y el mundo empresarial
Por Stephen Duncombe

"Piensa! Piensa! Aún no es ilegal!" se lee en la primera página de U Don’t Stop (No pares), un fanzine que pillé hace unos días. No es un llamamiento inusual. Los fanzines (nombre derivado de "magazines", revistas) son panfletos caseros con una misión rebelde: crear una voz independiente separada de lo convencional. Aunque se puede rastrear sus orígenes en los panfletos políticos de la Revolución Americana, los fanzines como medio diferenciado nacieron en los años 30. Fue entonces cuando los fans de la ciencia ficción, a menudo a través de los clubs que habían formado, empezaron a producir fanzines como un modo de compartir historias e ideas sobre un género literario despreciado por la intelectualidad cultural. Cuarenta años más tarde, a mediados de los 70, los fans del punk, ignorados por la prensa musical comercial, y críticos con ella, también empezaron a publicar fanzines sobre su entorno cultural. A principios de los 80, estos dos caminos convergieron con otras líneas menores de publicaciones de fans sobre otras tendencias culturales, así como con los restos de las publicaciones políticas disidentes de los 60, y una subcultura mediática genuina llegó a la mayoría de edad. Hoy, entre 10 y 20 mil fanzines circulan en los EE.UU. y el resto del mundo. Lo que une a todas estas publicaciones es una directiva primaria común: Háztelo tú mismo (DIY, Do It Yourself). Deja de comprar cultura, ve y crea la tuya propia.

Frecuentemente escritos a mano, ilustrados con collages manuales, e impresos en máquinas fotocopiadoras, el mensaje del medio es que cualquiera puede sacar uno. "Cuanto más cutre, mejor" afirma Michael Carr, uno de los editores del fanzine punk Ben is Dead (Ben está muerto). "Así parece que ninguna empresa o anunciante ha tenido nada que ver con ellos". El sentimiento anti-comercial del mundo de los fanzines es tan fuerte que los escritores que intentan convertir su proyecto en uno comercialmente viable (o a veces incluso popular) son acusados de "venderse". En las sombras del capitalismo, el mundo de los fanzines intenta crear una cultura cuyo valor no se mida en pérdidas y beneficios en un libro de contabilidad, sino apuntado en los márgenes, con criterios como control, conexión y autenticidad.

La búsqueda de la autenticidad dirige la ética del DIY. Enfrente de un mundo de pseudo-acontecimientos y asesores de imagen, los escritores de fanzines definen por sí mismos qué es real. Usan sus fanzines para lanzar un grito existencial: existo y aquí está lo que pienso. Pete escribe sobre sus experiencias lavando platos en los 50 estados en Dishwasher (Limpiaplatos). Moe, de Xtra Tut (Super Basta), cuenta historias de su vida como pescadora profesional en Alaska. Aaron lleva a sus lectores a su mundo bohemio del punk en cada página cuidadosamente escrita a mano de Cometbus (El autobús del cometa). Todd escribe sobre baloncesto y política progresista en Ball In (La bola entró). Desde fuera, la combinación de baloncesto y política en una sola historia puede parecer extraño, pero en el mundo de los fanzines no lo es. Como fanático reconocido del baloncesto, y activista político comprometido, el fanzine de Todd es una expresión de quién es él. La autenticidad se encuentra en el yo verdadero, libre de las ataduras de las normas y convenciones sociales, y expresado a través de un medio libre de censores puritanos o de los dictados de las ventas.
(...)

(...)los tipos que nos vendían zapatillas con la campaña "La revolución no saldrá por la tele" y que acuñaron la famosa frase del DIY: Just Do It! (Simplemente, hazlo). Claro, la letra pequeña al final de U Don’t Stop tiene la inscripción ©1998 Nike Inc. Esto es el DIY según Nike.
(...)

La izquierda, como la bohemia, ha mantenido durante mucho tiempo como artículo de fe que ciertas posturas, estilos e imágenes representan ciertas políticas (progresistas o conservadores). Es hora de dejar esa religión. Claro, me disgusta que Nike saquee la cultura del fanzine, que adoro, del mismo modo que se me pone la piel de gallina cada vez que oigo "La revolución no saldrá por la tele" como música de un anuncio. Pero también siento un cierto alivio. La expropiación facilona de la cultura más rebelde debe abrirnos los ojos a que las nociones simplistas sobre las "políticas de la imagen", las "culturas de la resistencia" y la "autenticidad" están absolutamente obsoletas. En nuestro mundo teatral postmoderno, del "todo vale", la "Imagen no importa". No, espera, eso es un anuncio de Sprite.


seguir leyendo.

-Stephen Duncombe es el autor de Notes from the Underground: Zines and the Politics of Alternative Culture (Notas del subsuelo: fanzines y la política de la cultura alternativa). Es un activista de Nueva York y enseña Comunicación en la Gallatin School de la Universidad de Nueva York - texto tomado de http://www.lbbs.org/Spanish/

Origen: Z Magazine, diciembre 1999
Traducido por Alfred Sola y revisado por Deborah Gil, mayo 2000

desde punksunidos.

2 comentarios:

ptqk dijo...

Caramba autómata! Qué jugosos contenidos! :-) Te sales :-)

Lorenzo Sandoval dijo...

cremita buena!
;-)
Un abrazo!